Después de una intensa y satisfactoria semana de trabajo desarrollada en el marco de la tercera semana del Autismo en Bogotá; La Antena infancia y juventud junto con REPATEA (red de padres de personas con trastorno del espectro autista) auspiciaron la actividad que sello el trabajo de estos importantes días en nuestra ciudad.
Este último evento realizado en la Alianza Francesa en su sede chico, se desarrolló en dos momentos: un primer momento fue la presentación del poético y sensible film que realizo una madre en compañía de su hija y que tiene por título “Sa Normalite” un documental generador de diferentes emociones y que impacta en cada una de sus tomas, en cada una de sus palabras, un film muy singular, único como Lucile su protagonista.
El segundo momento luego de la proyección de este precioso documental dio lugar a una conversación con los asistentes, que en realidad resultó ser un encuentro, un buen encuentro para hablar de la singularidad de los chicos y de sus padres, justamente además fue posible hablar de la soledad que el documental nos muestra, la soledad que una chica, una madre y una familia pueden experimentar, el terrible aislamiento al que pueden verse enfrentados muchos que justamente necesitarían de la posibilidad de buenos encuentros.
Una madre asistente a la conversación nos comentó de la dificultad que observa en otros padres para reunirse y trabajar por la implementación de políticas novedosas, políticas que permitan a sus hijos un tránsito por la educación, la salud, la recreación, la vida laboral como cualquier otro.
Surgieron entonces interrogantes como: ¿Cómo convocar a los padres y permitir un encuentro con ellos? ¿Cómo unir esfuerzos y sostener de una manera decidida una batalla que genere más posibilidades para sus hijos?
Pues bien, a partir de estos interrogantes nuestro invitado internacional Phillipee Lacadee* señaló un asunto muy interesante y que hace referencia a la posibilidad de trabajar y de reunirse, esta posibilidad podría estar anudada a una invitación a las familias, a los padres y madres, una invitación que no imponga un determinado rotulo como lo puede ser el autismo, una invitación que se sirva de un significante desprovisto de algún diagnóstico, de una etiqueta, una invitación dirigida a “padres” un significante que invita conversar, un significante como el de padres permitiría alojar a los diferentes padres con sus singularidades, con sus diferentes preocupaciones sin dar por sentado cuales son estas, sin determinar previamente que puede ser lo que a cada uno aqueja.
Conversar además permite pensar que es también algo no impuesto y que es a partir de unas primeras conversaciones donde pueden surgir asuntos para seguir desarrollando.
Aparecen entonces premisas interesantes a tener en cuenta: por un lado pensar en una nominación que acoja, antes que clasifique, y otra la de poder en primera instancia reunirse para conversar, para conocerse, podría pensarse para crear lazos, lazos que permitan un posterior trabajo.
*Psiquiatra y psicoanalista en Burdeos (Francia). Ha liderado junto con algunos padres la conformación y el trabajo de la: Assocciation de parents La Main a LOreille. https://lamainaloreille.wordpress.com/
Ana Salazar
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La mamá de Lucile, nos invita a adentrarnos a su mundo, y nos permite ser testigos del modo en el cual paulatinamente, sus fronteras se van extendiendo gracias a las creaciones plasmadas en sus bellos dibujos. Las ilustraciones tienen una cualidad poética, son verdaderas: imágenes en movimiento. La sucesión de dibujos donde apreciamos, personas “haciendo cosas de la vida”, despiertan esa emoción propia de esos libros en los que al pasar las páginas a cierta velocidad, las ilustraciones se animan, cobran vida y componen una historia.
El documental nos acerca la historia de Luciile, y la historia de su madre, quien como decide mostrarnos a través del título elegido para su film , da cuenta de los movimientos subjetivos respecto de su propia enunciación en relación al autismo, movimiento que recorre el pasaje de “ la normalidad” a “su normalidad”.
Andrea Hellemeyer
Archivo por meses: agosto 2015
Comentarios sobre el Estreno del documental «Sa normalité» el pasado 6 de agosto en Bogotá, por Ana Salazar y Andrea Hellemeyer
Después de una intensa y satisfactoria semana de trabajo desarrollada en el marco de la tercera semana del Autismo en Bogotá; La Antena infancia y juventud junto con REPATEA (red de padres de personas con trastorno del espectro autista) auspiciaron la actividad que sello el trabajo de estos importantes días en nuestra ciudad.
Este último evento realizado en la Alianza Francesa en su sede chico, se desarrolló en dos momentos: un primer momento fue la presentación del poético y sensible film que realizo una madre en compañía de su hija y que tiene por título “Sa Normalite” un documental generador de diferentes emociones y que impacta en cada una de sus tomas, en cada una de sus palabras, un film muy singular, único como Lucile su protagonista.
El segundo momento luego de la proyección de este precioso documental dio lugar a una conversación con los asistentes, que en realidad resultó ser un encuentro, un buen encuentro para hablar de la singularidad de los chicos y de sus padres, justamente además fue posible hablar de la soledad que el documental nos muestra, la soledad que una chica, una madre y una familia pueden experimentar, el terrible aislamiento al que pueden verse enfrentados muchos que justamente necesitarían de la posibilidad de buenos encuentros.
Una madre asistente a la conversación nos comentó de la dificultad que observa en otros padres para reunirse y trabajar por la implementación de políticas novedosas, políticas que permitan a sus hijos un tránsito por la educación, la salud, la recreación, la vida laboral como cualquier otro.
Surgieron entonces interrogantes como: ¿Cómo convocar a los padres y permitir un encuentro con ellos? ¿Cómo unir esfuerzos y sostener de una manera decidida una batalla que genere más posibilidades para sus hijos?
Pues bien, a partir de estos interrogantes nuestro invitado internacional Phillipee Lacadee* señaló un asunto muy interesante y que hace referencia a la posibilidad de trabajar y de reunirse, esta posibilidad podría estar anudada a una invitación a las familias, a los padres y madres, una invitación que no imponga un determinado rotulo como lo puede ser el autismo, una invitación que se sirva de un significante desprovisto de algún diagnóstico, de una etiqueta, una invitación dirigida a “padres” un significante que invita conversar, un significante como el de padres permitiría alojar a los diferentes padres con sus singularidades, con sus diferentes preocupaciones sin dar por sentado cuales son estas, sin determinar previamente que puede ser lo que a cada uno aqueja.
Conversar además permite pensar que es también algo no impuesto y que es a partir de unas primeras conversaciones donde pueden surgir asuntos para seguir desarrollando.
Aparecen entonces premisas interesantes a tener en cuenta: por un lado pensar en una nominación que acoja, antes que clasifique, y otra la de poder en primera instancia reunirse para conversar, para conocerse, podría pensarse para crear lazos, lazos que permitan un posterior trabajo.
*Psiquiatra y psicoanalista en Burdeos (Francia). Ha liderado junto con algunos padres la conformación y el trabajo de la: Assocciation de parents La Main a LOreille. https://lamainaloreille.wordpress.com/
Ana Salazar
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La mamá de Lucile, nos invita a adentrarnos a su mundo, y nos permite ser testigos del modo en el cual paulatinamente, sus fronteras se van extendiendo gracias a las creaciones plasmadas en sus bellos dibujos. Las ilustraciones tienen una cualidad poética, son verdaderas: imágenes en movimiento. La sucesión de dibujos donde apreciamos, personas “haciendo cosas de la vida”, despiertan esa emoción propia de esos libros en los que al pasar las páginas a cierta velocidad, las ilustraciones se animan, cobran vida y componen una historia.
El documental nos acerca la historia de Luciile, y la historia de su madre, quien como decide mostrarnos a través del título elegido para su film , da cuenta de los movimientos subjetivos respecto de su propia enunciación en relación al autismo, movimiento que recorre el pasaje de “ la normalidad” a “su normalidad”.
Andrea Hellemeyer
Observatorio de las libertades: Verdad y Testimonio, por Andrea Hellemeyer
La categoría de verdad, está ineludiblemente anudada a otros conceptos que forman parte del complejo campo de problemas que atañe a las diversas experiencias subjetivas vinculadas a la guerra. En esta presentación, articulamos el concepto de verdad, concebido desde la enseñanza de Jacques Lacan, a la categoría de testimonio.
En el marco de la investigación que estamos llevando adelante, nos propusimos, primeramente, elucidar la compleja relación existente entre testigo y testimonio.
Partiendo de una hipótesis inicial que considera al testigo y al testimonio en una relación de no necesaria correlatividad, nos interrogamos: el testigo, ¿ineludiblemente testimonia? El decir de un testigo, ¿es homólogo del acto de testimoniar?
El trabajo sobre los testimonios de sobrevivientes de crímenes de lesa humanidad ocurridos durante la última dictadura militar en argentina, se circunscribió como el campo de trabajo sobre el cual conducir nuestra tarea.
La pregunta princeps de nuestra investigación acerca del testimonio, remite casi de modo inmediato a la experiencia de los campos de exterminio de la segunda guerra mundial presentándose de este modo como una primera referencia ineludible a la hora de abordar la compleja relación entre testigo y testimonio.
Son ampliamente conocidos los testimonios de algunos sobrevivientes que se han propuesto la tarea de relatar lo sucedido. Los escritos de Primo Levi ; Antelme y Semprún, dan precisa cuenta de ello, y son esos mismos relatos los que hicieron visible cierta imposibilidad propia del testimonio que adviene de situaciones ligadas al horror
Kenzaburo Oé en su libro Cuadernos de Hiroshima, se ocupa de la experiencia vivida por los hibakusha, sobrevivientes de un bombardeo atómico, y con bella sutileza posa la cuestión sobre el silencio, la vergüenza, el desasosiego y el pudor con el que se enfrentaban los propios sobrevivientes a la hora de poner en palabras lo vivenciado.
En “El Narrador”, Walter Benjamin señala que al finalizar la primera guerra mundial, no se terminaba de hacer evidente que la gente volvía enmudecida del frente de batalla. Dice Benjamin: En lugar de retornar más ricos en experiencias comunicables, volvían empobrecidos.
Es decir, situaciones disímiles y distantes en el espacio y el tiempo, en las cuales, sin embargo, percibimos un lazo a través del enmudecimiento de la vivencia del horror, la cual no encuentra modos de transformarse en experiencia subjetiva.
La pregunta por la imposibilidad de un relato pone en entredicho las tesis ligadas a lo inefable. A propósito de ello, Semprún indica: “siempre puede expresarse todo, en suma. Lo inefable de lo que tanto se habla no es más que una coartada… ¿Pero puede oírse todo, imaginarse todo?”
Es decir, que no todo pueda ser dicho, no implica que el testimonio no deba ser escuchado.
Insiste en este punto la pregunta: El testigo, ¿ineludiblemente testimonia? El decir de un testigo, ¿es sinónimo del acto de testimoniar? En otras palabras, ¿es correlativo el lugar socialmente instituído del testigo con la operación subjetiva de dar testimonio?
En este sentido, resulta interesante pensar desde otra lógica e intervenir la articulación casi inmediata y naturalizada que se suscita alrededor del par testigo-testimonio, dando lugar a la pregunta acerca de qué operaciones subjetivas son las que le permiten a un testigo advenir sujeto del testimonio.
La ley abre cierta condición de posibilidad para la trasformación del horror en experiencia y precisamente los años transcurridos a partir de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final , permitieron hacer visible de modo crudo el íntimo vínculo entre trauma e impunidad.
Es decir, la posibilidad de tramitación subjetiva de lo sucedido no es sin una operación social en el campo de la ley.
En esta línea podemos pensar como hipótesis de trabajo, que las operaciones que el colectivo social produce son condición necesaria aunque no suficiente para que el testigo produzca un testimonio que con valor de performatividad propicie un procedimiento de subjetivación respecto del horror vivido.
Es decir, este traumatismo que instaura al parlêtre, este traumatismo originario, reverbera de modo crudo en situaciones de horror, donde lo real se ha presentado bajo su forma más cruel.
Real que en su irrupción ha tomado la forma de acontecimiento traumático dejando su marca de espanto en el cuerpo.
Real que pensamos como un negativo de lo verdadero, por cuanto no está enlazado a nada, un real separado de todo, que no hace lazo, que no responde a ninguna ley, y que de este modo condensa el hecho puro del trauma.
La disyunción entre real y verdad es un eje central para pensar la materialidad del testimonio. En principio diremos, y este es un tema que desarrollaremos a continuación, lo real se presenta lógicamente como la contracara de la verdad.
Ahora bien, ¿cuál es el estatuto de la verdad a la que hacemos referencia, la cual por cierto presenta su especificidad respecto de cómo es pensada en el discurso jurídico? En primer lugar diríamos que no hay en el fundamento del campo del lenguaje una relación directa con la verdad. La cadena significante no trae consigo la verdad, sino que en su articulación se produce un efecto de verdad. Este modo de concebir la verdad, tiene significativas implicancias para el tema que nos ocupa, ya que concebida la verdad en su efecto, esto la vuelve cambiante, variable, lo cual habilita per se ciertos posibles cambios de posición subjetiva respecto de “la verdad” que ciertos discursos sociales ofrecen al modo de marcas identitarias.
La identificación alrededor de un significante uno, por cierto congela lo que son efectos de verdad, no permitiendo el movimiento subjetivo que trae consigo concebir la verdad, como varidad . Neologismo acuñado por Lacan que presenta a la verdad subjetiva como un mero semblante de lo real.
“al fin empiezo a liberarme del testimonio jurídico. (…) en busca de una dimensión más integral y compleja de las memorias. El temor a minimizar la facticidad de los pruebas, la necesidad de no perderse en detalles que nimien los hechos, la discrecionalidad que porta un relato objetivista, son cuestiones que uno evalúa en la formalidad de una declaratoria frente a jueces, abogados, defensores, fiscales y secretarios de cualquier tipo y especie.”
Es en esta línea que “lo verdadero está a la deriva cuando se trata de lo real” . La verdad a la que estamos haciendo referencia, trae consigo ese margen de libertad, que conlleva para el sujeto suponerle a la verdad, una función temporal y también de perspectiva. Esto permite, aún en circunstancias ligadas a lo colectivo, hacer emerger una serie de ficciones, “verdades mentirosas”, absolutamente singulares, variables y cambiantes.
Lo real, sabemos, es siempre traumático, presentándose como un agujero en el discurso. El neologismo troumatique, acentúa esta cualidad de lo real agujerando lo simbólico, cuestión central a la hora de pensar la posibilidad subjetiva de producción de un testimonio.
Es decir, estamos considerando al trauma en sus dos vertientes, en tanto contingencia fundacional y en su dimensión de acontecimiento traumático. Esta contingencia originaria reverbera en situaciones de horror, donde el acontecimiento traumático absolutamente singular de cada quien, trae consigo la complejidad de ser producto de una política de Estado, ligada a la tortura, desaparición y exterminio.
Este desarrollo nos permite adentrarnos en el texto de algunos testimonios de sobrevivientes de centros clandestinos de detención en ocasión de haber sido citados por la justicia en el marco de diferentes causas judiciales.
En los testimonios que hemos podido analizar se evidencia que el dispositivo jurídico ordena una confesión de la verdad la cual supone una confesión del goce.
En tanto la ley es la encargada de su regulación, la confesión le es consustancial.
Indica Lacan en el Seminario XX :
“Todavía hoy, al testigo se le pide que diga la verdad, sólo la verdad, y toda la verdad … Le exigen toda la verdad sobre lo que sabe. Pero, en realidad, lo que se busca, y más que en cualquier otro en el testimonio jurídico, es con qué poder juzgar lo tocante a su goce. La meta es que el goce se confiese, y precisamente porque puede ser inconfesable. Respecto a la ley que regula el goce, esa es la verdad buscada.”
En la revisión del texto de algunos de los testimonios ofrecidos por sobrevivientes, hemos podido advertir que lo que el dispositivo judicial propicia, fundando su accionar en esta confesión exhaustiva de la verdad toda, es una particular forma de desubjetivación del testigo.
En estas coordenadas particulares establecidas por el dispositivo y discurso jurídico, nos encontramos con situaciones en las cuales el testigo a pesar de testimoniar no produce un testimonio. Entendiendo el testimonio, y en esto seguimos a Agamben, como un acto de producción subjetiva, es decir, un procedimiento de subjetivación.
En la reflexión que Adriana Calvo realiza a propósito de su testimonio en el marco de cumplirse los 25 años del Juicio a la Junta Militar, con suma claridad refiere a esta cuestión, dando cuenta del valor y el compromiso en torno a brindar un relato que se adecúe a los cánones jurídicos, aún a sabiendas de que ese relato aún proferido en primera persona, privilegia el acontecimiento traumático por sobre la oportunidad para el testigo de tomar la palabra.
“…además de lo personal, que lo menciono último pero debería estar en primer lugar, el desafío de contar toda mi historia, todo lo que había visto y escuchado, y todo lo que había vivido en realidad todo lo que había muerto en los diferentes campos de concentración donde estuve, y contarlo frente a seis jueces, y una hilera de represores detrás de mí, era un espanto, una tensión límite. Para mi fue una situación límite… Luego uno se lanza y se olvida de todo, me olvidé del público, de los defensores, una vez que comienzo el relato es como estar de nuevo en el campo, uno se sumerge en una burbuja propia, íntima que supongo que es impenetrable para los demás, te obliga, te lleva a revivir minuto a minuto lo que viví, fue así antes, y fue así las otras veces que declaré… En las casi 20 veces que declaré…”
La burbuja propia, pareciera seguir el ritmo de la iteración. Aquello que por su valor traumático no cesa de escribirse es precisamente un nombre de la versión lacaniana de lo real en tanto necesario. Cabe, en este punto aclarar, que lo real en Lacan, no es una categoría unívoca ni homogénea, lo que amerita cada vez explicitar la modalidad lógica que atañe al real al cual nos estamos refiriendo.
La repetición que proviene del acontecimiento traumático instala una inercia que se resiste al desplazamiento del significante. Es así que el sujeto queda apresado en un tiempo circular , que al modo de un atractor, lo impulsa a volver una y otra vez al mismo lugar, regresando al horror que se presenta al modo de una fijación maldita. Fijación, que se ofrece como causa de goce para el sujeto, un goce mortificante que conlleva la adhesión del sujeto a un nombre que se instala como absoluto.
Es el real en su modo lógico necesario que precisa en función de poder recortar al sujeto y retirarlo de esta adherencia masiva al trauma, de un “divino detalle” , de esta posibilidad que tiene el significante de surgir de improviso, produciendo un efecto de sorpresa y trayendo consigo efectos inéditos. Este detalle quiebra ese movimiento inercial , impulsa al sujeto por fuera de este tiempo eternizante y lo reintroduce en una temporalidad.
Este detalle divino precipita una diferencia mediante la cual el sujeto podrá encontrar su solución singular. Esta solución por cierto única para cada quien, supone una decisión respecto de la propia existencia: una decisión ética.
Es claro que desde ciertos sectores que componen el complejo entramado del dispositivo jurídico, y que se manifiestan atentos a las cuestiones que atañen a la dimensión subjetiva de los testigos, les será necesario propiciar una otra operación que permita hacer emerger al sujeto de la enunciación y desde la cual a “lo personal” se lo acoja de tal modo de poder ser testimoniado en “primer lugar”.
El testigo, es un intérprete, y la consideración de este punto dignifica la dimensión subjetiva para quien atravesó situaciones de espanto.
El testimonio concebido en tanto una interpretación posible entre otras, propicia hacer del mismo una enseñanza para el propio sujeto. Esa interpretación que el sujeto se da a sí mismo, ya no al Otro de la Ley, abrirá la posibilidad de otras interpretaciones diferentes y disímiles a lo largo del tiempo, permitiéndole al sujeto ir encontrando diversos nombres a lo que ha vivenciado. Es este el reverso de la dirección unívoca que propicia el trauma. Un camino que se bifurca a medida que se transita, y mediante el cual el sujeto puede ir deshaciéndose de la idea de destino. Si el trauma facilita el hacer de la contingencia una necesidad, la ética que se desprende del sujeto concebido en tanto intérprete, recorre el camino inverso, el destino se deshace en la contingencia de horror que ha tocado al sujeto.
El discurso jurídico, en la demanda de un relato, donde se conmina al testigo a un racconto pormenorizado de los hechos, se vuelve para el sujeto, una demanda imposible, resultando en la antesala de cierto borramiento subjetivo en la pretendida confesión de una experiencia en el cuerpo que lo ha reducido a su forma más extrema de deshumanización.
“Toda la verdad, es lo que no puede decirse. Ella sólo puede decirse a condición de no extremarla, de sólo decirla a medias”
Es decir, la verdad y lo real resultan en cierto modo territorios solidarios. Entre la verdad y lo real, lo imposible, que limita y conecta ambos campos.
Decir la verdad toda, como enseña Lacan, es materialmente imposible, faltan las palabras. Es debido a este imposible que la verdad es solidaria de lo real.
Del lado de la palabra, ubicamos a lo real que toma la forma precisamente de lo imposible de decir.
En circunstancias ligadas al horror, ¿cómo testimoniar la experiencia de la pérdida de la palabra? ¿Cómo testimoniar la experiencia de la reducción a la conditio inhumana de los cuerpos ?
Es central en este punto situar que para Agamben, el testimonio en tanto procedimiento de subjetivación, supone un singular compromiso subjetivo con la palabra. En otras palabras, la producción del testimonio instituye la enunciación que le fue arrebatada al sujeto. Si la verdad a la que nos referimos, no guarda relación con la adecuación a los hechos o acontecimientos de la realidad, si la verdad no tiene que ver con la exactitud o exhaustividad, la verdad a la que nos referimos, sería aquello que en su relación con lo real, se vuelve imposible de decir.
Las ficciones o “verdades mentirosas” que el sujeto podrá construir son precisamente las que se ponen a prueba en su impotencia para resolver la opacidad de lo real.
El real imposible que propone Lacan, permite ubicar aquello que se pone en juego en la demanda por parte del dispositivo jurídico, de testimoniar la verdad toda a través de la confesión de un goce que el perpetrador ha hecho jugar, arrasando al sujeto.
La experiencia de lo real, es indecible, pero a la vez, y por esta misma condición, es acerca de lo que se debe hablar. De lo que no se puede decir, es precisamente sobre lo que se debe hablar, cuestión que ofrece la prueba misma de que las palabras no alcanzan para decirlo todo.
Philippe Lacadée en la Universidad del Rosario
Mallko y papá: ¿Qué pasa cuando un dibujante es papá de un hijo con síndrome de down?
Con una espontaneidad auténtica, Gusti confiesa que esta situación lo sacó de su castillo de comodidad. Y como suele suceder en estos casos dijo que en un principio no aceptó a Mallko, haciendo una comparación entre el dibujo y la vida:
«A veces con los hijos pasa como con el dibujo : no te salen como los imaginas.»
Lea el artículo completo aquí
Philippe Lacadée entrevistado por Guillermo Parada en UNRadio
Entrevista imperdible a Philippe Lacadée por Guillermo Parada para El Coloquio – UNRadio, a propósito de la III Semana del Autismo en Bogotá.
http://www.unradio.unal.edu.co/nc/detalle/article/phillip-lacadee.html