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A propósito del psicoanálisis en extensión. Por: Clara Janeth Suárez Poveda

 

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Foto: Wolfgang Kilinger

El siguiente escrito relata la visita del psicoanalista PHILIPPE LACADÉE * al Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en el marco de la III Semana del autismo en Bogotá, agosto 1 al 7 de 2015.

                                                                                                             
Antes de entrar a detallar la visita, quiero resaltar algunos rasgos particulares de nuestro invitado que facilitan la trasmisión del saber psicoanalítico. Confiesa cómo  su recorrido psicoanalítico  le permitió transformar su sufrimiento en invenciones con la escritura, y con el  trabajo con niños y jóvenes en marginalidad. También quiero resaltar en Philippe, la  trasmisión  de  lo vivo en él.  Su interés en nuestra  lengua, sugiere que no solo tiene como fin mantener una comunicación directa y  cercana con nosotros, sino  que obedece a vivenciar la lengua, esa que conmueve al cuerpo, ese cuerpo hablante que está vivo y vibra con el otro.
Lo vimos en algunas intervenciones prescindir del traductor y dirigirse al auditorio en nuestro idioma. Se mostró interesado y cercano a nuestra literatura; destacó a escritores como: Laura Restrepo, y Fernando Vallejo;  de este último dijo: «Así éste no guste o  no sea del agrado de la mayoría,  encontré en su obra, «La virgen de los sicarios» un Real  que Vallejo  nos revela con el sufrimiento que acontece a sus protagonistas y el manejo  que  cada uno hace de este.» Agrega  además, que Vallejo no solo es  un buen gramático,  sino también hay en él un analista, que a través de su obra nos lleva a la comprensión de  ese real, que invade a los jóvenes y  produce en ellos un cortocircuito, que impide su encuentro con el otro.
Al llegar a Bogotá, Philippe Lacadée pidió visitar un  lugar donde observar los jóvenes en marginalidad, al parecer esto no es nuevo en él,  en su último viaje a Brasil  visitó las favelas,  lo cual da cuenta de su búsqueda personal relacionada con el «Psicoanalisis En Extension«.
Cuando habla de esta práctica,  en la NEL Bogotá, señala que: «no puede carecer de una intención, está movida por un deseo particular que propicia el encuentro con el otro, que está afuera«.   Es aquello que lo saca del consultorio,  de la escuela, de la enseñanza, y en este caso,  tiene que ver con  pasar las fronteras, los extramuros de la ciudad.
Para responder  al deseo de Pilippe de realizar un encuentro con jóvenes en marginalidad en nuestra ciudad,  contactamos a  Valentina Restrepo Ospina, abogada de IDIPRON,  Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud.
En una de las sedes de IDIPRON, ubicada a la salida de Bogotá, en la vía que va hacia Villavicencio, se propició el encuentro, no solo con  tres grupos  de  jóvenes entre los 13 y 25años, sino también con gran parte del equipo interdisciplinario, que trabaja con ellos. Esta joven abogada nos cuenta cómo es el trabajo allí.
El instituto divide su atención así:

  1. «Centro de Atención de Adolescentes y Justicia Juvenil (CAAJJ): trabaja en la atención diferenciada para niños-niñas y adolescentes que están en conflicto con la ley, o se encuentran en riesgo de estarlo, o han terminado de cumplir una sanción en el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente. (SRPA) Este centro  tiene como finalidad  prevenir la comisión de conductas delictivas,  con la ayuda de un equipo interdisciplinario que cuenta con un grupo de médicos que trabajan con terapias alternativas, basadas en métodos orientales, que buscan mitigar el consumo de sustancias psicoactivas,  con una unidad socio familiar, una unidad de talleres a los que asisten los adolescentes y una unidad de apoyo socio jurídica. El centro busca ayudar a los jóvenes a encontrar formas de vida que eviten la delincuencia mediante el reconocimiento de sus derechos.
  2. Jóvenes en Paz, proyecto que vincula jóvenes entre 18 y 28 años, que se encuentran en conflicto con la ley o en riesgo de estarlo. Con el fin de darles una oportunidad diferente a la delincuencia por medio de estrategias pedagógicas. Los jóvenes que hacen parte de este programa estudian tres días de la semana  primaria o bachillerato, y los otros tres días asisten a prácticas extramurales, de apropiación territorial, en temas como: logística, gestión comunitaria, gestión del riesgo ambiental y cambio climática, semilleros de investigación y patrimonio.  Quienes ya terminaron su bachillerto tienen la posibilidad de asistir a carreras técnicas en el SENA en el tema que sea de su preferencia. Por casa  día de asistencia  los jóvenes tienen un reconocimiento económico como garantía de permanencia en el  programa «

Para el encuentro con  Philippe, se convocaron cuatro grupos  de jóvenes, incluidos algunos vinculados ese mismo día a la institución, y los profesionales de IDIPRON.
Quienes acompañamos a Philippe, vimos a alguien verdaderamente interesado por los jóvenes,  a quienes escucha con especial atención. En ocasiones presume no entender, hacerse el tonto dice él.  Actitud que indujo a que uno de los jóvenes a quién llamaré (E) realizara  la mejor representación,  quizás para hacerle ver,  que ellos cuentan con un saber que el otro no tiene, que  en eso de lo marginal  ellos tienen  autoridad, es algo arriesgado donde hay que ingeniárselas para sobrevivir.
Prestó atención y se conmovió al igual que quienes lo acompañamos a escuchar de sus propios protagonistas  estas historias de vida tan crudas, sórdidas e inhumanas en niños y jóvenes que hasta ahora comienzan su vida y ya enfrentan un alto riesgo de muerte.
En algunas conferencias, Philippe, se valió de la historia de (E), para  trabajar esos fenómenos que acontecen a los jóvenes en marginalidad.  Historias que evidencian, nos dice, cómo los jóvenes exponen sus vidas hasta la muerte por considerarla  casi como la única solución posible a sus destinos.
Voy a referirme a (E). Joven de 16 años, se encuentra en la institución por hurto y consumo de drogas. Su participación en el grupo  parecía desinteresada, de repente se acerca  a Philippe y le  coloca sus audífonos para que  escuche su música,  le revela su consumo de «Cripy» y las transacciones que se pueden llegar a  dar con las drogas, por ejemplo acceder sexualmente a una niña. Afirma respetar en la vida, solo a su abuela mi mamá, mamá, mamá, a la que uno está cerca cuando nace”. Philippe interviene para señalarle que eso que él define como «mamá,mamá»,  es muy valioso que lo afirmó un psicoanalista francés muy importante llamado Lacan.
Al referirse a sus padres  no puede ocultar su malestar. Acerca de su madre, quien le dio la vida dice: «Ella no es la verdadera, la desprecio, no la tengo  en cuenta, ni le hago caso. Ella utiliza las niñas para llevar  droga de un lado a otro «,  narra  que cuando era niño,  veía  cómo su madre acostaba sobre  la mesa del comedor  a las mujeres  para introducir en sus vaginas la droga y por esto fue a la cárcel siendo él  un niño. Actualmente ella continúa en la cárcel por tráfico de drogas. Cuando se refiere  a su  padre  pareciera que se incrementa su rabia, muestra  con sus brazos llevándolos seguido de adelante  atrás  para representar el gesto del acto sexual y agrega: «solo me hizo  y se marchó«. Dicen de él que: » mata y come del muerto«.
Philippe interpreta la existencia de  (E),  así:  » El llego al mundo sin un entorno simbólico,  sin tener el apoyo del padre, como si  su caso encarnara claramente la desaparición del padre, además para explicarnos  su existencia, de cómo llego al mundo,  hace apenas el gesto vulgar de imitar  el acto sexual, como si su existencia no dependiera del deseo del otro, de la manera que su padre hablaba, sino simplemente del acto de tirar, sin ningún entorno simbólico, justamente después de su nacimiento su madre fue a la cárcel y su padre desapareció. Se vio obligado a  construirse una  existencia encarnando el margen de  la marginalidad, simplemente llegó al mundo como un objeto y encontró la solución  droga«.
Los profesionales de la institución afirman que una de las mayores problemáticas allí es la drogadicción. Otra de las historias que Philippe relata sobre IDIPRON,  es la de una   muchacha muy joven quien afirma: » Quiero salir corriendo ya de IDIPRON  porque  siento que  en este lugar me privan de la libertad.» A la salida de la institución Philippe  pregunta: ¿En qué consiste la libertad para estos jóvenes? Afirma: «los jóvenes suelen  quedar pegados al consumo o a distintos objetos propios de  la modernidad, que les permite huir de sus preocupaciones, de sus dificultades reales, quedando solos, exiliados.»
Quiero citar textualmente los comentarios que hace de esta joven, en la charla que dicta en la Universidad del Rosario,  por considerar que uno de los reclamos más frecuentes de los jóvenes es no admitir que se les prive de su libertad. Acerca de esta joven dice: » esta  niña se equivoca, no está en lo justo,  preguntemos: ¿qué es la libertad? ella aparenta decir: salir, para volver a consumir droga  y en ello radica su libertad. Todo lo contrario, ahí está su dependencia del objeto droga, cree que es libre pero se equivoca,  está absorbida  por el súper yo del goce que cada vez le pide más, ella pierde su libertad. Aunque en IDIPRON la situación no es fácil,  ella puede encontrar una libertad más valiosa, hablar,  la libertad de pensar, de construir  en su mente, en su cabeza un lugar que le permita expresar  quién  es»
En sus distintas intervenciones hace señalamientos valiosos relacionados con fenómenos de la contemporaneidad que considero importante  tener en cuenta por su amplia experiencia con jóvenes. Confirma:  «la necesidad  de resucitar la lengua, con el propósito de que nuestro idioma cobre vida, animarlos a que hablen,  con la intención que se escuchen entre ellos mismos.  Considera fundamental crear un lugar de  conversación con los jóvenes, convertir estos espacios en lugares  de mediación, que los saque de la acción, de la inmediatez, de la provocación, y de la violencia.»
Su propuesta es: «Deponer las armas por la gramática  simbólica.»  Para llevar a cabo dicha propuesta  plantea que: Los dispositivos que se creen deben permitir plantear preguntas esenciales,  donde ellos tomen la palabra, simplemente para decir «yo existo«. Nos advierte, no olvidar  proponer una apertura al otro;  que le permita saber que no está solo, en medio del caos   y  es enfático cuando dice: » Educar la  pulsión, introducir límites claros, rutinas,  no permitir la auto agresión y agrega, de lo contrario, ellos se someten a un Súper Yo de  voluntad del goce, que  los aísla, los segrega.»
Finalizada la conversación con los jóvenes,  Valentina pidió a  Philippe, su opinión  sobre el trabajo realizado por los abogados de IDIPRON. Si su escucha y  cercanía con los jóvenes, es realmente  en algo benéfica. ((Escucha de sus actos delictivos, consejos y preparación de su defensa, mostrándoles sus derechos y deberes)).
Philippe, le responde de manera alentadora; » la cercanía que establecen con ellos, es realmente benéfica, éste es un lugar de confianza para estos jóvenes.» Respuesta que invita a reflexionar no solo en lo que significa una institución para estos jóvenes, sino también en la necesidad de realizar un trabajo al interior de IDIPRON con los intervinientes,  a quienes  Philippe  designa socios.
Lacadée, nos comenta que  (E) encuentra en IDIPRRON dos  cosas:
«1)  Un punto de confianza en otro que se ocupa de él. Ya sea un educador, o un abogado.
 2)  Encuentra también  una rutina, diferente a la que se vive fuera de la institución, en un barrio difícil, donde  ellos hacen lo que quieren a la hora que quieren. Es característico de la modernidad, no creer en la palabra del padre, en su lugar se ha puesto el goce  inmediato, se hace lo que quieren a la hora que quieren»
Hay impedimentos para salir de la institución. Los abogados que nos acompañan nos explican que  el ingreso de los jóvenes,  en las horas de la mañana, esta precedido de requisas y algunos  dejan sus armas en  los alrededores y  a la salida  es usual que se den  este tipo de enfrentamientos.
Este real  al que asistimos con los niños y jóvenes de IDIPRON,  plasma una verdad que al parecer no tiene resonancia, no basta que  los titulares de prensa  insistan en lo mismo, desaparición, muerte,  suicidio y drogadicción de nuestros jóvenes. La vía más fácil es pensar  que no hay vuelta atrás,  son jóvenes y por lo tanto difíciles, es más fácil  reprochar sus acciones y no reconocer que  desconocemos su sufrimiento.
Cabe preguntarnos por nuestro hacer como psicoanalistas que hemos  dejado de lado  el  trabajo con los jóvenes de nuestra ciudad  y esto se hace notorio en especial  cuando aquellos  están en   marginalidad.  Pero estos dilemas  no pueden ser resueltos si desconocemos el deseo que nos mueve, el deseo marcará nuestra acción,  es una ruta que nos conduce a nuestro propio encuentro.
Son nuestros  jóvenes y los jóvenes del mundo quienes  han tomado no solo los muros  de  las ciudades sino sus propios cuerpos para plasmar  una marca, una escritura algo singular y significante que los haga existir, son sus diversas expresiones las que al parecer transmiten su existencia, su sufrimiento y finalmente el caos que vive la humanidad.
 
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* Psicoanalista de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Psiquiatra vinculado al centro día para Adolescentes de la Demi-Lune (Burdeos) Vicepresidente CIEN (Centro Interdisciplinar de Estudios sobre el Niño) Autor de numerosos artículos sobre violencia juvenil y Autor de El Despertar y el Exilio(Ed. Gredos)

Una experiencia Nueva – Emilio Herrera

A continuación Emilio Herrera, miembro de la Antena Infancia y Juventud de Bogotá nos presenta su experencia al visitar las instituciones en Bélgica Antenne 110 y Le Courtil.
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He esperado varios meses para que la experiencia de mi estadía en Le Courtil y la Antenne 110, se transforme en una comprensión que pueda compartir con ustedes. Le Courtil y la Antenne 110 son dos instituciones belgas que trabajan con población infantil y juvenil que presentan psicosis o autismos. Ambas instituciones, desde su singularidad, apuestan por un trabajo complejo: el construir un vínculo con alguien que presenta dificultades y angustias en habitar lo que nosotros entendemos como relación.
Para lo anterior han optado por un trabajo fuerte, riguroso y creativo, en el cual se construyen relaciones singulares en las cuales incluso se reciben los aspectos de no vinculación que trae el otro. El proyecto también procura crear una institución que no se limite a instituir una norma, sino que multiplique las diferencias.
Aunque a mi llegada ya tenía un conocimiento previo de ambas instituciones, mi experiencias me permitió vivenciar algo imposible de comprender por medio del texto escrito y que solo en la medida en que se pone el cuerpo se aprende. Este aprendizaje fue el encontrarme dentro de unas instituciones que se relacionaban conmigo no desde mi saber e incluso desde mi lenguaje, sino que acogían mi dificultad para poder comunicarme y hablar la lengua francesa.
Parecido a algunos niños autistas, poseía yo pocas palabras para poder comunicarme. A diferencia de muchos de ellos, me angustiaba el hecho de no poder mostrar un saber, de participar de las reuniones terapéuticas, entre otras. Pero con el tiempo y gracias a la relación con los niños, los interventores (terapeutas) y la institución logré ver que a partir de pocas palabras podía construir una relación. Lo anterior fue posible dado que la institución acogía desde su vacío mi vacío. No me pedía llenarlo con palabras ni de compresiones. Por el contrario, me permitía que a partir de pocas palabras y mi singularidad, construyera algo nuevo.
Encontré que antes que el diálogo, tenía un cuerpo que me permitía intervenir. Un cuerpo que se mueve, pone límite, toca, se retira, entra, señala, recibe, rechaza. El trabajo no partía para mí de la palabra, de la nominación de objetos, sino de mi cuerpo, y de lo que se puede hacer con él.  Y pude observar entonces al autismo y la psicosis infantil desde otra mirada, ya no solo desde una en la que le daba sentido a lo que consideraba un sinsentido, sino pude relacionarme e introducirme en un mundo en donde, a falta de sentido, reinan los ruidos, los roces, los ritmos, los cuerpos tensionados, la fuerza, los vacíos y los objetos que llenan esos vacíos. Dentro de estas instituciones encontré cómo la creación, la repetición y la destrucción es lo frecuente en el trabajo con lo humano.
Puedo decir, entonces, que más allá de del sentido de las palabras, estas dos instituciones orientadas por el psicoanálisis permitían la construcción de formas humanas de relación a partir de otros elementos cotidianos que son inadvertidos en el mundo del sentidos. En la medida en que el sentido calla, los ruidos se escuchan, podemos ver cuerpos en tensión y la importancia de la forma y la fuerza de los objetos y los cuerpos.
Pero, ¿cómo se puede trabajar desde ahí, desde el sinsentido? Encontré que en la medida que la institución no busca relacionarse a partir del sentido y las palabras, permite construir otras formas de relación. Es con las tensiones y los cuerpos que iniciamos una relación. Es estando presentes, con el tono y el ritmo de la voz y el cuerpo, con el límite de la piel y los objetos que iniciamos cualquier tipo de relación. Posterior a esto surgirá el resto. Tanto la imagen como la palabra podrán dotar de sentido, pero previamente a ello encontramos a un cuerpo. Este cuerpo no significa o representa, no se interpreta como lenguaje no verbal, sino que se vivencia como límite, fuerza y tensión.
Fue encontrando un cuerpo, con limitaciones y fortalezas, que pude ver el cuerpo sin palabras del autismo. Luego, y al tiempo que los niños con quien compartía, pude involucrarme en un mundo de actividades dadas por la institución. Cocina, teatro, dibujo, entre otros era nuestro día a día. En ellas pudieron surgir las imágenes y las palabras, pero no en una forma de imposición del otro, sino como herramientas útiles para hacer frente a la angustia y las experiencias. No era una cuestión mágica, no todo los niños las utilizaban igual. Incluso era evidente que la incorporación de las imágenes y las palabras no hacían que en el trabajo se callaran nuestros cuerpos en tensión. Era como si las actividades fueran secundarias a lo principal de ellos y de todos: el cuerpo, la fuerza y los objetos.
Pero es en esta medida, en que la palabra y la imagen no se introducen como una imposición del otro, que el niño, e incluso yo, podemos relacionarnos de una forma singular y creativa con ellas. Fue entonces que comencé a ver cómo era frecuente que en las instituciones niños con grandes problemas en el lenguaje y la relación consigo mismos y los otros, comenzaran a jugar con las palabras y las imágenes. Otros elementos se permitían en la institución como el balbuceo, el canto de vocales, los primeros intentos de nominación del mundo, entre otros.  Algo similar pasó conmigo. Pude jugar con el francés y desde ahí, desde un lenguaje, que ya no sentía extraño sino propio, hablar con los otros.
Puedo condensar mi experiencia en Le Courtil y La Antenne 110 como un encuentro con una forma de trabajar en la que, más allá de buscar instituir una forma de saber, se recibe la singularidad del otro, su vacío y, claro está, el nuestro. Y desde ese encuentro de no saberes, permitir que, a partir de los cuerpos, emerjan relaciones singulares, palabras e imágenes; que a partir de la no imposición se pueda trabajar con el sinsentido, no exclusivamente para darle sentido, sino también para soportarlo. Lo anterior no es fácil. Es una postura ética en la cual hay que trabajar mucho, que lo lleva a uno y al equipo a enfrentarse con el sentimiento de desconcierto y con la fatiga, pero en la medida en que la institución y el trabajo entre varios soporte el sinsentido,  la singularidad propia de cada uno, de los niños y de los que intervienen puede apreciarse y  trabajar desde ella.
Otro aspecto que me gustaría resaltar de ambas instituciones es el trabajo con la diferencia. No solo con el autismo y la psicosis sino también con otras formas de diferencias que hay en lo social. En ambas instituciones encontré personas de diferentes culturas. Tanto niños, como interventores. No todos los niños hablaban francés, y muchos adultos (como, por ejemplo, yo) veníamos de diferentes latitudes del mundo. Algunos eran psicoanalistas, otros psicólogos, pero también personas que trabajaban desde otros lugares, como artes, música, incluso arquitectura, como lo fue mi esposa, quien también se vinculó con Le Courtil. Y es que en la medida en que la institución busca que la intervención no sea desde el sentido y el saber sino desde un ejercicio del no saber, se pueden permitir las diferencias, dado que lo que permite la relación no es el sentido y la norma que homogeniza, sino los límites de la singularidad y la diferencia de cada uno. El punto de encuentro serian los límites, las fronteras. Considero que la frontera en la que está construida Le Courtil (Bélgica y Francia) es un buen símbolo de lo anterior.
De esta forma Le Courtil y La Antenne 110 son instituciones que trabajan en la frontera, en el límite y que desde ahí construyen un vínculo con aquellos que venimos del otro lado, con aquellos que tenemos otros sentidos, e incluso con aquellos que han optado, como en el caso del autismo y la psicosis, habitar un sinsentido o un sentido propio.
No me queda más que agradecer a ambas instituciones, a sus directivas, sus interventores y sus niños, por permitirme conocer una forma de relación y trabajo en la cual, a partir de la no imposición de un sentido y el acogimiento del  sinsentido,  se pueden construir vínculos sociales en los            que se respetan las individualidades  y crecen las libertades, permitiendo de esta forma entrar en relación no solo a los que se relacionan bajo la lógica del sentido y la palabra, sino también a muchos que habitan por fuera de ella. Mi paso por Bélgica, y por las instituciones orientadas por el psicoanálisis, me llevan entonces a plantear nuevas preguntas sobre la libertad y las relaciones humanas. También me alimentan un deseo por estudiar y trabajar sobre  el tema de una educación y unas instituciones que permitan el crecimiento de la singularidad y de la libertad humana.
 
Emilio Herrera
herrera27@gmail.com
20 octubre de 2015

Palabras de una autista: Entrevista a Jacqueline Léger

Palabras de una autista: Entrevista a Jacqueline Léger, autora del libro Un autisme qui se dit…Fantôme Mélancolique.
De la página Écouter les autistes (www.autistes-et-cliniciens.org), gracias a la generosa autorización de Jean-Claude Maleval. Traducción de Mari Cruz Alba y Natalia Blasco, Revisión: Vilma Coccoz. Subtitulación para La Antena Infancia y Juventud de Bogotá: Xavier Rodríguez Vera.
Palabras de una autista_Entrevista a Jacqueline Léger

Criticas al nuevo protocolo para personas con TEA – Miguel Gutiérrez-Pelaez

800px-Newton-WilliamBlakeEl nuevo “Protocolo clínico para el diagnóstico, tratamiento y ruta de atención integral de niños y niñas con trastornos del espectro autista” en Colombia es decepcionante sobretodo en el punto en que no parece favorecer a las personas con TEA y sus familias, la cual era el objetivo inicial.  Es un punto de detención en el camino de un trabajo arduo de más de dos años donde parece que solo se ha beneficiado el sistema de salud en materia económica.   El protocolo restringe la aplicación y alcance de las terapias ABA (punto en el que insistimos arduamente), si bien la lógica de esta conclusión es confusa, a la vez que se pronuncia explícitamente en contra de las llamadas “sombras” terapéuticas: “No se recomienda el uso de ‘sombras terapéuticas’, dado que no favorecen el cumplimiento del objetivo de la terapia, la autonomía”.  Pero, más que a un criterio científico, parecen responder a que estas dos modalidades terapéuticas (ABA ilimitada y “sombras” terapéuticas) estaban produciendo un desangre económico al sistema de salud.
Las noticias al respecto han sido confusas, pues algunas señalan a ABA como el tratamiento único en este protocolo y otras señalan que ABA fue perjudicado con el protocolo.  Lo cierto es que el protocolo es muy claro al señalar la falta de evidencia científica que respalde la eficacia de las terapias ABA:

  • «Como resultado de la evidencia, se puede decir con una baja calidad de la evidencia, las intervenciones basadas en ABA son efectivas en desenlaces como habilidades comunicativas y lenguaje receptivo».
  • «La evidencia identificada tiene una gran heterogeneidad entre los estudios, dada específicamente por la utilización de distintas metodologías de intervención en aspectos como la intensidad, duración, técnica, personal que provee la intervención; así como las estrategias empleadas para la medición de los desenlaces como las escalas de valoración de las habilidades evaluadas. Estas características de heterogeneidad entre las revisiones introducen un alto riesgo de sesgo, por lo anterior y posterior a la evaluación de la calidad de la evidencia con perfiles GRADE, se considera que la calidad global de la evidencia es baja para todos los desenlaces identificados».

Sin embargo, extrañísima contradicción, hacia el final del protocolo, establece que: “Se sugiere que como parte del tratamiento integral para personas con diagnóstico confirmado de trastorno del espectro autista se realicen intervenciones enmarcadas en el enfoque de análisis conductual aplicado, entendiendo que ABA no es una técnica, ni un conjunto de técnicas, ni un procedimiento, sino que es enfoque terapéutico”.  Ante la pregunta insistente de: ¿Por qué si el criterio es la evidencia científica, se recomienda un tratamiento que el mismo protocolo establece como pobremente soportado por la evidencia científica?, las respuestas fueron siempre evasivas.
Durante el tiempo de trabajo, insistimos en que la falta de evidencia científica frente al tratamiento del autismo no responde a una debilidad del instrumento de medición, sino que los sujetos con TEA corresponden a una población absolutamente heterogénea, de grandes diferencias individuales y en el nivel de funcionamiento, haciendo aún más patente el hecho de la imposibilidad de estandarizar esa clínica (al igual que cualquier otra) y la necesidad de responder al caso por caso.   Este es un punto que hemos intentado hacer valer en los diferentes espacios de discusión con el Ministerio, orientados por el discurso psicoanalítico y por la profunda insistencia que se ha hecho desde el psicoanálisis de reconocer esa diferencia del sujeto autista, intentando acercarnos a eso que en cada sujeto no se suma a una nosología o taxonomía universal.  Hemos insistido en que es por la vía de atender esas diferencias radicales, aquello que el poeta René Char denominaba la “legítima rareza”, que el sujeto autista puede encontrar un camino que lo dignifique y que le permita ir construyendo un lazo social y un modo renovado de relacionarse con el mundo.  Es por ello que, ante las pretensiones de plantear las terapias ABA como tratamiento único, se hace evidente que no hay manera de sustentar esa tesis según la cual las terapias ABA pueden ser un tratamiento efectivo para toda la población autista.  Parece que esto logro ser oído, pero la lógica de la elaboración del protocolo parece favorecer algo muy distante a facilitar el acceso al mejor tratamiento para cada autista.
El protocolo tiene claramente un alcance limitado.  Solo comprende la población autista menor de edad, dejando por fuera todo mayor de edad con autismo.  “Este protocolo no pretende reemplazar una Guía de Práctica Clínica basada en evidencia. Este protocolo solo aborda una opción terapéutica para niños, niñas y adolescentes con diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista, que es ABA, no significando esto que no existan otras intervenciones terapéuticas.  La población que no se toma en consideración, hace referencia a que en este protocolo no se emiten recomendaciones dirigidas a esta (sic), mas no quiere decir que no se les presenten atenciones de salud dentro del sistema”.  Limita, entonces, las intervenciones basadas en ABA, pero deja abierta la posibilidad de que haya otro tipo de intervenciones posibles para tratamiento del autismo.  Esto corresponde también a otra insistencia nuestra de permitir a los pacientes y sus familias el elegir el tratamiento que hayan comprendido que más beneficia la recuperación del autista, destacando como un elemento fundamental que es el saber de cada padre y madre sobre lo que pasa a sus hijos.  Los psicoanalistas le otorgamos un gran valor a lo que cada padre y madre sabe sobre su hijo, buscamos aprender de ello y no consideramos que esta sea un saber de segundo orden frente a otro denominado “científico”.  Somos aliados de los padres en esa investigación que supone comprender lo absolutamente singular del sujeto autista.  Siempre nos ha preocupado que el saber de los padres sea invalidado por profesionales que se denominan a sí mismos “expertos” y por eso, en todas las mesas de trabajo del Ministerio, estuvimos atentos a aprender lo que las madres que asistían tenían para enseñarnos.  Es preocupante que ese saber desplegado no haya tenido el lugar que se merecía, volviendo a elevarse una verdad en nombre de la ciencia que no atiende lo que realmente está en juego para cada sujeto autista.
Hay muchas familias inconformes y preocupadas frente al modo como pueda interpretarse este protocolo, siempre en beneficio de las arcas de las entidades prestadoras de salud, y es posible que se tomen medidas jurídicas para restringir su aplicación.
Bogotá, julio 2015

Premier del documental: "El cielo es azul porque la noche está apagada" – 1 de agosto de 2015

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«‘El cielo es azul porque la noche está apagada’ es una frase pronunciada por Mahé mirando por la ventana en una sesión con su psicoanalista.  Esta película está dirigida por Violette Ayme como parte de su último año de estudios de cine mientras se encarga de cuidar a Mahé desde hace ya 6 años.  Se trata de un homenaje hecho a su encuentro, único para ambos.  Refleja de una manera particularmente poética, la aventura diaria en la que se encuentran para poder construir un refugio, un espacio fuera de un mundo tan regido por la norma» – Alexandra Dauplay, madre de Mahé.