Reseña de la presentación de A cielo abierto en la Clínica Santo Tomás de Bogotá, elaborada por Clarisa Harari, asociada de la sede.
En el marco de las actividades que La Antena Infancia y Juventud de Bogotá pone en acto en la ciudad y sus diversos escenarios, el pasado viernes 6 de marzo proyectamos[1] “A cielo abierto” de Mariana Otero[2] en la Clínica Santo Tomás; clínica psiquiátrica histórica en Colombia. La proyección del documental se enlaza a otras actividades realizadas conjuntamente con la Clínica, a propósito de la II Semana del Autismo en Bogotá en agosto de 2014.[3]
Al documental asistieron directivos de la Institución, terapeutas, padres de pacientes, estudiantes de la carrera de Psicología de la Universidad del Rosario [4] y personal del Jardín Botánico de Bogotá.
La jornada se inició presentando La Antena –para aquellos que no la conocían–, reseñando algunas cuestiones centrales de Le Courtil –difícil porque pareciera ser todo importante– y dando cuenta de la trayectoria de Mariana Otero como cineasta, pero en especial, de su deseo en su última creación, “hacer una película con personas fuera de lo común, personas que tienen una relación radicalmente diferente con el mundo, con el lenguaje y con el cuerpo. Aquellos a los que comúnmente se los llama discapacitados mentales, locos o psicóticos”[5]; porque “quería darles la palabra”[6] y porque “pensaba que la locura tenía algo para enseñarnos”. [7]
Dimos “play” y lo que sucedió, vale la pena transmitirse; de aquí estas líneas.
Está claro, en psicoanálisis se trata de experiencias subjetivas, del uno por uno; pero pareciera que hay algo que a la mayoría nos pasa con “A cielo abierto” –para quienes la ven por primera vez y para los que la hemos visto varias veces– y es que conmueve, moviliza, sacude.
Por ello, algunas sonrisas, algunos suspiros, algunos intercambios con el compañero del lado mientras se mira lo que Mariana Otero eligió mostrar.
Por ello, el entusiasmo por comentar, por preguntar, por querer saber más de Le Courtil, de los niños, de los jóvenes, de los operadores, de las maneras de hacer de este dispositivo tan especial.
Es así que, finalizada la película, abrimos el espacio a un conversatorio.[8]
Una madre de un paciente diagnosticado con esquizofrenia, menciona que identificó ciertas formas de vivenciar el cuerpo en algunos de esos niños o de esos jóvenes, con cómo ha sido la relación de su hijo con su propio cuerpo.
Otra madre se pregunta y pregunta a los presentes, si se ha equivocado en insistir en incluir a su hijo, que describe como hiperactivo, en una escuela regular los primeros años de su escolaridad.
Una de las directoras de la Clínica, señala como valioso “la apertura al otro”, “cómo la cámara sostiene la mirada” de los niños y “el valor de la escritura en Evanne”.
La gerente de la Clínica refuerza la idea del “no posicionarse como un gran Otro” y de lo sustancial de “entrar en el mundo del otro”. Subraya de vital importancia, el lugar de la familia en el tratamiento del niño o del joven. Agrega además, que le hubiera gustado ver a pacientes con mayores dificultades que las que se ven en la película y entender cómo hubiera sido el trabajo con ellos.
Una de las terapeutas, tiene cierta inquietud en qué consisten los “departamentos supervisados” y si forman parte o no de Le Courtil.
Otro de los terapeutas, rescata el contacto con la naturaleza en Le Courtil y comparte con los demás el espíritu que ha tenido la gestación de comunidades terapéuticas campesinas por parte de la Fundación de la Clínica.
Entre uno y otro comentario, quienes coordinamos la actividad, fuimos destacando lo que allí se dijo, a la par, a veces, de ir enlazándolo con postulados centrales de la enseñanza de Lacan; de la cual se explicitó que está atravesada la experiencia de Le Courtil.
[1] La proyección estuvo a cargo de Clarisa Harari, miembro de La Antena Bogotá y asociada de la NEL Bogotá y Emilio Herrera, miembro de La Antena Bogotá, profesor de la Universidad del Rosario e Instructor de prácticas en la Clínica Santo Tomás.
[2] Freid, D. (Productor) y Otero, M. (Directora). (2013). A cielo abierto (A ciel ouvert) [Documental]. Francia.
[3] II Semana del Autismo en Bogotá, del 1 al 8 de agosto de 2014.
[4] Dichos estudiantes se encuentran haciendo su práctica en la Clínica Santo Tomás.
[5] Otero, M. y Brémond, M.: “A cielo abierto, entrevistas: Courtil, la invención en lo cotidiano”, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2014, p.7.
[6] Ibídem, p. 7.
[7] Ibídem, p. 7.
[8]Se transcriben sólo algunas de las intervenciones.
Reseña de la presentación de A cielo abierto en la NEL Bogotá, elaborada por Ana María Salazar, asociada de la sede.
El pasado lunes 2 de Marzo tuvo lugar en la NEL Bogotá la presentación del documental A Cielo Abierto, encuentro organizado por la línea de investigación en autismos y psicosis de la Antena Infancia y Juventud y que contó con la presencia de representantes de asociaciones en salud mental de la ciudad de Bogotá, entre otros invitados. En este agradable encuentro los verdaderos protagonistas fueron los jóvenes y niños que gracias a la cámara de Mariana Otero nos enseñaron no poco sobre sus vidas, nos mostraron como transcurren sus días en una institución como Le Courtil que valora a cada sujeto en su singular dimensión.
Este precioso documental de una estética impecable, donde la productora se convierte, como ella misma lo define, en un cuerpo-cámara, nos logró trasportar hasta Le Courtil, institución donde se filmó el documental y que se encuentra ubicada en la frontera franco-belga. Además de asistir a hermosos escenarios rodeados de naturaleza, el documental nos trasmitió en cada una de sus tomas, las dificultades subjetivas a las que estos chicos se enfrentan constantemente. Estuvimos ahí para darnos cuenta de cómo van haciendo con sus vidas, con sus limitaciones, con lo insoportable.
Esta obra no solo fílmicamente merece todos los aplausos, clínicamente es de una absoluta riqueza ya que permite tener de primera mano el testimonio, hecho palabras e imágenes, de cómo un sujeto puede alojar lo más singular pero a la vez lo que más lo distancia de sí mismo y de los otros.
Pero no solo nos acercamos a lo enigmático de cada joven y niño, nos encontramos con las soluciones que se van produciendo a partir de las mismas dificultades, pudimos observar aquello que ya Freud nos señalaba al encontrar que el síntoma no solo expresa una enfermedad, lo que no va, sino que justamente en su corazón el síntoma alberga parte esencial de lo que puede servir para inventar una solución un tanto más tranquila, una nueva solución para lo que a cada uno le acontece.
Los jóvenes y niños en Le Courtil,desde su cotidianidad nos enseñan, nos generan preguntas, nos confrontan con la teoría, su realidad nos sacude y el trabajo que allí se realiza ¡nos inspira!
¡Si! Nos inspira como las autobiografías de sujetos autistas que narran como han hecho con sus vidas, pues bien, en esta ocasión la inspiración nos llegó de las voces de los protagonistas, de sus miradas, de sus rostros, de las preguntas que hacen y las respuestas que dan, de las invenciones que producen, del trabajo que además realizan los operadores desde una posición “no toda” donde si bien se sirven de su experiencia, el saber que cuenta es el que tiene cada chico, una posición que consiente incluso que el otro puede ver y oír cosas que no son visibles o audibles para el mismo operador.
Entonces, este importante encuentro con los operadores nos permitió ver unos sujetos discretos y atentos, nada imponentes, siempre dispuestos a alojar aquello que puede resultar tan incómodo para muchos, listos a seguir a los jóvenes y niños en sus invenciones. Donna Williams podría definirlos mejor con una hermosa frase que aparece en su libro: Alguien en algún lugar, diario de una victoria contra el autismo: “busco un guía que me siga” ¡Sí! En Le Courtil encontramos unos guías atentos a seguir las pistas dadas por el otro, en la búsqueda de una solución que pueda tal vez permitir un lazo más tranquilo con el mundo, con los otros, en fin, así se nos presentan los operadores, como sujetos atravesados por el psicoanálisis Lacaniano, discurso que lejos de obturar la producción de saber, promueve en cada operador la pregunta constante por el saber que cada chico aloja, discurso ético que dignifica el síntoma.
Ingresamos también a las reuniones en donde la lógica que opera es la pregunta constante por cada chico: ¿Qué intenta hacer? ¿Qué se le dificulta? ¿Qué le permite ciertas cosas?, y donde en ningún momento aparecen respuestas preestablecidas ni protocolos impuestos, lo que allí se vive es una creación constante, tan constante como el trabajo que cada joven y niño realiza para hacer parte del mundo, para adaptarse.
Pues bien, después de un encuentro cinematográfico de semejantes dimensiones, los comentarios hechos por los asistentes fueron de la misma fineza y apuntaron justamente a enunciar los tesoros encontrados en el documental, a continuación algunos de ellos:
“Lo que me llama la atención de todo lo que vi con respecto al equipo profesional, es que no veo en ninguna persona que está allí una posición, que uno está acostumbrada a ver en los profesionales y que es invasiva, el profesional toma las decisiones de lo que quiere obtener con la terapia […] En la película se ve un ambiente natural, estos niños perciben a los que están ahí como pares”.
Betty Roncancio – Directora de la LICA (Liga Colombiana de Autismo)
“Hay una apertura total, no hay nada preconcebido, dejan que los niños sean y se desarrollen y, a partir de la situación, empiezan a analizar, entonces independientemente de los recursos económicos que se tenga, más que recursos es la actitud frente a la persona, la dignidad de cada chico por muy niño o muy perturbado que esté, antes que nada está el individuo que hay que respetar y conocer”.
Gloria de Cano – Presidenta Asociación Colombiana de Pacientes con Esquizofrenia y sus Familias.
“Se pueden rescatar muchas cosas que se pueden trabajar con los profesionales acá en Colombia, que se den cuenta que todo parte de trabajar desde lo cotidiano. Desafortunadamente, en nuestro país digamos que el criterio es muy asistencialista, en donde se busca que ellos vivan totalmente inmersos en terapias que finalmente no son nada funcionales, que lo que se evidencia después de determinado tiempo es que los chicos no saben convivir en comunidad, entonces pienso que este material es una herramienta muy buena para empezar a trabajar desde esta perspectiva”.
Ornella Pérez – Directora red de padres de personas con TEA.
“He aquí pues la razón de nuestra intención investigadora, de pensar algunos asuntos, algunas respuestas, pero sobretodo de no agotarnos en ellas, permitirnos mantener en tensión diferentes planteamientos que promuevan encuentros como este, de intercambio, de interrogación, de dialogo constante, donde los únicos protagonistas sigan siendo los jóvenes y niños que pueden verse beneficiados de lo que en espacios así se pueda producir”.
Ana María Salazar – Psicoanalista asociada a la NEL Bogotá.