A propósito del psicoanálisis en extensión. Por: Clara Janeth Suárez Poveda

 

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Foto: Wolfgang Kilinger

El siguiente escrito relata la visita del psicoanalista PHILIPPE LACADÉE * al Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en el marco de la III Semana del autismo en Bogotá, agosto 1 al 7 de 2015.

                                                                                                             
Antes de entrar a detallar la visita, quiero resaltar algunos rasgos particulares de nuestro invitado que facilitan la trasmisión del saber psicoanalítico. Confiesa cómo  su recorrido psicoanalítico  le permitió transformar su sufrimiento en invenciones con la escritura, y con el  trabajo con niños y jóvenes en marginalidad. También quiero resaltar en Philippe, la  trasmisión  de  lo vivo en él.  Su interés en nuestra  lengua, sugiere que no solo tiene como fin mantener una comunicación directa y  cercana con nosotros, sino  que obedece a vivenciar la lengua, esa que conmueve al cuerpo, ese cuerpo hablante que está vivo y vibra con el otro.
Lo vimos en algunas intervenciones prescindir del traductor y dirigirse al auditorio en nuestro idioma. Se mostró interesado y cercano a nuestra literatura; destacó a escritores como: Laura Restrepo, y Fernando Vallejo;  de este último dijo: «Así éste no guste o  no sea del agrado de la mayoría,  encontré en su obra, «La virgen de los sicarios» un Real  que Vallejo  nos revela con el sufrimiento que acontece a sus protagonistas y el manejo  que  cada uno hace de este.» Agrega  además, que Vallejo no solo es  un buen gramático,  sino también hay en él un analista, que a través de su obra nos lleva a la comprensión de  ese real, que invade a los jóvenes y  produce en ellos un cortocircuito, que impide su encuentro con el otro.
Al llegar a Bogotá, Philippe Lacadée pidió visitar un  lugar donde observar los jóvenes en marginalidad, al parecer esto no es nuevo en él,  en su último viaje a Brasil  visitó las favelas,  lo cual da cuenta de su búsqueda personal relacionada con el «Psicoanalisis En Extension«.
Cuando habla de esta práctica,  en la NEL Bogotá, señala que: «no puede carecer de una intención, está movida por un deseo particular que propicia el encuentro con el otro, que está afuera«.   Es aquello que lo saca del consultorio,  de la escuela, de la enseñanza, y en este caso,  tiene que ver con  pasar las fronteras, los extramuros de la ciudad.
Para responder  al deseo de Pilippe de realizar un encuentro con jóvenes en marginalidad en nuestra ciudad,  contactamos a  Valentina Restrepo Ospina, abogada de IDIPRON,  Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud.
En una de las sedes de IDIPRON, ubicada a la salida de Bogotá, en la vía que va hacia Villavicencio, se propició el encuentro, no solo con  tres grupos  de  jóvenes entre los 13 y 25años, sino también con gran parte del equipo interdisciplinario, que trabaja con ellos. Esta joven abogada nos cuenta cómo es el trabajo allí.
El instituto divide su atención así:

  1. «Centro de Atención de Adolescentes y Justicia Juvenil (CAAJJ): trabaja en la atención diferenciada para niños-niñas y adolescentes que están en conflicto con la ley, o se encuentran en riesgo de estarlo, o han terminado de cumplir una sanción en el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente. (SRPA) Este centro  tiene como finalidad  prevenir la comisión de conductas delictivas,  con la ayuda de un equipo interdisciplinario que cuenta con un grupo de médicos que trabajan con terapias alternativas, basadas en métodos orientales, que buscan mitigar el consumo de sustancias psicoactivas,  con una unidad socio familiar, una unidad de talleres a los que asisten los adolescentes y una unidad de apoyo socio jurídica. El centro busca ayudar a los jóvenes a encontrar formas de vida que eviten la delincuencia mediante el reconocimiento de sus derechos.
  2. Jóvenes en Paz, proyecto que vincula jóvenes entre 18 y 28 años, que se encuentran en conflicto con la ley o en riesgo de estarlo. Con el fin de darles una oportunidad diferente a la delincuencia por medio de estrategias pedagógicas. Los jóvenes que hacen parte de este programa estudian tres días de la semana  primaria o bachillerato, y los otros tres días asisten a prácticas extramurales, de apropiación territorial, en temas como: logística, gestión comunitaria, gestión del riesgo ambiental y cambio climática, semilleros de investigación y patrimonio.  Quienes ya terminaron su bachillerto tienen la posibilidad de asistir a carreras técnicas en el SENA en el tema que sea de su preferencia. Por casa  día de asistencia  los jóvenes tienen un reconocimiento económico como garantía de permanencia en el  programa «

Para el encuentro con  Philippe, se convocaron cuatro grupos  de jóvenes, incluidos algunos vinculados ese mismo día a la institución, y los profesionales de IDIPRON.
Quienes acompañamos a Philippe, vimos a alguien verdaderamente interesado por los jóvenes,  a quienes escucha con especial atención. En ocasiones presume no entender, hacerse el tonto dice él.  Actitud que indujo a que uno de los jóvenes a quién llamaré (E) realizara  la mejor representación,  quizás para hacerle ver,  que ellos cuentan con un saber que el otro no tiene, que  en eso de lo marginal  ellos tienen  autoridad, es algo arriesgado donde hay que ingeniárselas para sobrevivir.
Prestó atención y se conmovió al igual que quienes lo acompañamos a escuchar de sus propios protagonistas  estas historias de vida tan crudas, sórdidas e inhumanas en niños y jóvenes que hasta ahora comienzan su vida y ya enfrentan un alto riesgo de muerte.
En algunas conferencias, Philippe, se valió de la historia de (E), para  trabajar esos fenómenos que acontecen a los jóvenes en marginalidad.  Historias que evidencian, nos dice, cómo los jóvenes exponen sus vidas hasta la muerte por considerarla  casi como la única solución posible a sus destinos.
Voy a referirme a (E). Joven de 16 años, se encuentra en la institución por hurto y consumo de drogas. Su participación en el grupo  parecía desinteresada, de repente se acerca  a Philippe y le  coloca sus audífonos para que  escuche su música,  le revela su consumo de «Cripy» y las transacciones que se pueden llegar a  dar con las drogas, por ejemplo acceder sexualmente a una niña. Afirma respetar en la vida, solo a su abuela mi mamá, mamá, mamá, a la que uno está cerca cuando nace”. Philippe interviene para señalarle que eso que él define como «mamá,mamá»,  es muy valioso que lo afirmó un psicoanalista francés muy importante llamado Lacan.
Al referirse a sus padres  no puede ocultar su malestar. Acerca de su madre, quien le dio la vida dice: «Ella no es la verdadera, la desprecio, no la tengo  en cuenta, ni le hago caso. Ella utiliza las niñas para llevar  droga de un lado a otro «,  narra  que cuando era niño,  veía  cómo su madre acostaba sobre  la mesa del comedor  a las mujeres  para introducir en sus vaginas la droga y por esto fue a la cárcel siendo él  un niño. Actualmente ella continúa en la cárcel por tráfico de drogas. Cuando se refiere  a su  padre  pareciera que se incrementa su rabia, muestra  con sus brazos llevándolos seguido de adelante  atrás  para representar el gesto del acto sexual y agrega: «solo me hizo  y se marchó«. Dicen de él que: » mata y come del muerto«.
Philippe interpreta la existencia de  (E),  así:  » El llego al mundo sin un entorno simbólico,  sin tener el apoyo del padre, como si  su caso encarnara claramente la desaparición del padre, además para explicarnos  su existencia, de cómo llego al mundo,  hace apenas el gesto vulgar de imitar  el acto sexual, como si su existencia no dependiera del deseo del otro, de la manera que su padre hablaba, sino simplemente del acto de tirar, sin ningún entorno simbólico, justamente después de su nacimiento su madre fue a la cárcel y su padre desapareció. Se vio obligado a  construirse una  existencia encarnando el margen de  la marginalidad, simplemente llegó al mundo como un objeto y encontró la solución  droga«.
Los profesionales de la institución afirman que una de las mayores problemáticas allí es la drogadicción. Otra de las historias que Philippe relata sobre IDIPRON,  es la de una   muchacha muy joven quien afirma: » Quiero salir corriendo ya de IDIPRON  porque  siento que  en este lugar me privan de la libertad.» A la salida de la institución Philippe  pregunta: ¿En qué consiste la libertad para estos jóvenes? Afirma: «los jóvenes suelen  quedar pegados al consumo o a distintos objetos propios de  la modernidad, que les permite huir de sus preocupaciones, de sus dificultades reales, quedando solos, exiliados.»
Quiero citar textualmente los comentarios que hace de esta joven, en la charla que dicta en la Universidad del Rosario,  por considerar que uno de los reclamos más frecuentes de los jóvenes es no admitir que se les prive de su libertad. Acerca de esta joven dice: » esta  niña se equivoca, no está en lo justo,  preguntemos: ¿qué es la libertad? ella aparenta decir: salir, para volver a consumir droga  y en ello radica su libertad. Todo lo contrario, ahí está su dependencia del objeto droga, cree que es libre pero se equivoca,  está absorbida  por el súper yo del goce que cada vez le pide más, ella pierde su libertad. Aunque en IDIPRON la situación no es fácil,  ella puede encontrar una libertad más valiosa, hablar,  la libertad de pensar, de construir  en su mente, en su cabeza un lugar que le permita expresar  quién  es»
En sus distintas intervenciones hace señalamientos valiosos relacionados con fenómenos de la contemporaneidad que considero importante  tener en cuenta por su amplia experiencia con jóvenes. Confirma:  «la necesidad  de resucitar la lengua, con el propósito de que nuestro idioma cobre vida, animarlos a que hablen,  con la intención que se escuchen entre ellos mismos.  Considera fundamental crear un lugar de  conversación con los jóvenes, convertir estos espacios en lugares  de mediación, que los saque de la acción, de la inmediatez, de la provocación, y de la violencia.»
Su propuesta es: «Deponer las armas por la gramática  simbólica.»  Para llevar a cabo dicha propuesta  plantea que: Los dispositivos que se creen deben permitir plantear preguntas esenciales,  donde ellos tomen la palabra, simplemente para decir «yo existo«. Nos advierte, no olvidar  proponer una apertura al otro;  que le permita saber que no está solo, en medio del caos   y  es enfático cuando dice: » Educar la  pulsión, introducir límites claros, rutinas,  no permitir la auto agresión y agrega, de lo contrario, ellos se someten a un Súper Yo de  voluntad del goce, que  los aísla, los segrega.»
Finalizada la conversación con los jóvenes,  Valentina pidió a  Philippe, su opinión  sobre el trabajo realizado por los abogados de IDIPRON. Si su escucha y  cercanía con los jóvenes, es realmente  en algo benéfica. ((Escucha de sus actos delictivos, consejos y preparación de su defensa, mostrándoles sus derechos y deberes)).
Philippe, le responde de manera alentadora; » la cercanía que establecen con ellos, es realmente benéfica, éste es un lugar de confianza para estos jóvenes.» Respuesta que invita a reflexionar no solo en lo que significa una institución para estos jóvenes, sino también en la necesidad de realizar un trabajo al interior de IDIPRON con los intervinientes,  a quienes  Philippe  designa socios.
Lacadée, nos comenta que  (E) encuentra en IDIPRRON dos  cosas:
«1)  Un punto de confianza en otro que se ocupa de él. Ya sea un educador, o un abogado.
 2)  Encuentra también  una rutina, diferente a la que se vive fuera de la institución, en un barrio difícil, donde  ellos hacen lo que quieren a la hora que quieren. Es característico de la modernidad, no creer en la palabra del padre, en su lugar se ha puesto el goce  inmediato, se hace lo que quieren a la hora que quieren»
Hay impedimentos para salir de la institución. Los abogados que nos acompañan nos explican que  el ingreso de los jóvenes,  en las horas de la mañana, esta precedido de requisas y algunos  dejan sus armas en  los alrededores y  a la salida  es usual que se den  este tipo de enfrentamientos.
Este real  al que asistimos con los niños y jóvenes de IDIPRON,  plasma una verdad que al parecer no tiene resonancia, no basta que  los titulares de prensa  insistan en lo mismo, desaparición, muerte,  suicidio y drogadicción de nuestros jóvenes. La vía más fácil es pensar  que no hay vuelta atrás,  son jóvenes y por lo tanto difíciles, es más fácil  reprochar sus acciones y no reconocer que  desconocemos su sufrimiento.
Cabe preguntarnos por nuestro hacer como psicoanalistas que hemos  dejado de lado  el  trabajo con los jóvenes de nuestra ciudad  y esto se hace notorio en especial  cuando aquellos  están en   marginalidad.  Pero estos dilemas  no pueden ser resueltos si desconocemos el deseo que nos mueve, el deseo marcará nuestra acción,  es una ruta que nos conduce a nuestro propio encuentro.
Son nuestros  jóvenes y los jóvenes del mundo quienes  han tomado no solo los muros  de  las ciudades sino sus propios cuerpos para plasmar  una marca, una escritura algo singular y significante que los haga existir, son sus diversas expresiones las que al parecer transmiten su existencia, su sufrimiento y finalmente el caos que vive la humanidad.
 
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* Psicoanalista de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Psiquiatra vinculado al centro día para Adolescentes de la Demi-Lune (Burdeos) Vicepresidente CIEN (Centro Interdisciplinar de Estudios sobre el Niño) Autor de numerosos artículos sobre violencia juvenil y Autor de El Despertar y el Exilio(Ed. Gredos)

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