El pasado 15 de mayo, bajo el título La idea perdida de un niño, La Línea Guerra, infancia y juventud, presentó la exposición de cuadros de Alonso Jiménez, alusivos al tema. A continuación las palabras de introducción.
Víctor Florián.
Profesor Titular U.Nacional
Bauticémosla Infantia, lo que no se habla. “ Es el estado del alma habitada por algo a lo que jamás se da ninguna respuesta… Un hijo reconoce a su padre, no por su cuerpo, sino por su nombre… Yo mismo naceré después, con el lenguaje, al salir de la infancia” ( Lyotard). Incapacidad de hablar, repite el Diccionario Abreviado latino-español.
Pero cuánto tiempo le costó a Descartes establecer la diferencia entre el hombre y el animal si no hubiera sido por el descubrimiento de la linealidad pensamiento- lenguaje con el ejemplo del loro y las urracas que aunque pueden proferir palabras, sin embargo, no pueden hablar como nosotros, esto es, “demostrando que piensan lo que dicen”.
Esta distinción viene precedida en Aristóteles por una gran Razón o multiplicidad de fines. La naturaleza no produce nada en vano, siempre procede con fines determinados. De ahí que son propiedades únicas del hombre las siguientes:
-Entre las especies vivientes, sólo el hombre tiene el lenguaje;
– La voz, en cambio, es signo del dolor y del placer y por tanto pertenece a las otras especies;
– El lenguaje existe o tiene el fin de comunicar lo conveniente y lo inconveniente, lo justo y lo injusto; la justicia es un elemento del Estado.
-El hombre finalmente tiene la particularidad de ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, que experimenta el hecho de tener sensación del bien y del mal (Política, I-2)
-El hombre entra a formar parte de una familia, y todo Estado se compone de familias.Los elementos constitutivos de una casa son el hombre y los bienes de propiedad. Desde esta perspectiva, comprendemos en la reflexión de Agamben que para Wittgenstein buscar una polis (una comunidad política) y una oikía= casa, es “el deber infantil de la humanidad”. El mundo es para maravillarse de él y la expresión más adecuada para esa maravilla “es la existencia del lenguaje” (Infancia e historia).
La pintura que hoy nos ha expuesto Alonso Jiménez Galindo y que él mismo tituló “LA IDEA PERDIDA DE UN NIÑO, Bogotá mayo 15 de 2014, tiene un profundo significado y, a la vez, nos plantea muchos interrogantes que enriquecen nuestro trabajo. Justamente una reflexión sobre la infancia ha conducido al autor a mostrarnos que “los niños no están bien”, volviendo a la oposición aristotélica entre el bien y el mal, y que la tesis contraria sería falaz. Es suficiente mencionar los crecientes niveles de violencia de los que sigue siendo objeto el niño, por supuesto indignantes, que nos afectan y nos producen dolor: abandono familiar, los desplazados, los abusados, los topos o víctimas del trabajo en las minas, los homicidios prácticamente en las puertas de la institución escolar, la trata de menores, las extorsiones, etc. Paradójicamente “la violencia sin precedentes del poder humano tiene su última raíz en esta estructura del lenguaje”( Infancia e historia).
En el XIX, siglo marcado por el historicismo, Condillac, el gran divulgador del empirismo de Locke en Francia, afirmó la tesis del lenguaje gestual como el lenguaje original (Essai sur l´origine des connaissances humaines) en términos de “Progresos que el arte del gesto hizo entre los Antiguos”. Tesis bien destacada hoy por Julia Joyaux en EL LENGUAJE ESE DESCONOCIDO que bien puede ser una herramienta importantísima para la relación infancia-historia.
El reciente siglo XX se concibió como el del lenguaje y la velocidad de las comunicaciones: radio, televisión, cine, cuotidianos con millares de ejemplares, libros de bolsillo y de biblioteca, informes económicos, políticos y sociales, documentos internacionales. Y a la práctica de estos lenguajes se sobreponen otros, no menos interesantes, del gesto y de la imagen. Podemos comprender rápidamente que unos dibujos animados, un cuadro abstracto, un aviso de sentido prohibido, un film mudo o una danza son prácticas llamadas “comunicativas”, al mismo título que las palabras de nuestro vecino o los editoriales de un periódico.
Ahora bien, el arte constituye un lenguaje tácito, un sistema de “voces del silencio” en la medida en que no se expresa siempre con medios verbales. O que, en los casos en que la palabra forme parte de esos medios expresivos artísticos, su función estética puede conducir a la paradoja (Véase R. Magritte) .En cuanto a la concepción del lenguaje como “clave” del hombre y de la historia social, como vía de acceso a las leyes del funcionamiento de la sociedad, constituye una de las características más notables de nuestro momento. La pregunta ¿qué es el lenguaje?, se podría reemplazar por otra: ¿Cómo pudo ser pensado el lenguaje? si nos propusiéramos seguir la huella de pensamiento de las diferentes visiones del lenguaje. “El sueño que Freud estudia es igualmente considerado ante todo como un sistema lingüístico para descifrar, o mejor, como una escritura… (p.256).
Agustín de Hipona en Las Confesiones nos pinta la niñez y nos informa cómo comenzamos a hablar. Las palabras del lenguaje nombran objetos, “jugar consiste en desplazar objetos sobre una superficie siguiendo ciertas reglas…”
La idea perdida de un niño es precisamente lo que está plasmado en este juego de “fantasmas” (como en el Canto de Navidad) que ha pasado por nuestros ojos. En ninguno de los cuadros podemos encontrar un rostro humano, una expresión de alegría que aumente simultáneamente nuestro deseo de existir, una mirada tierna, o una sonrisa agradable propia de un viviente humano.